Dicho y hecho: Y que sea de paso, que los elementos circundantes, y corroborantes de esta batida de armas totalmente abstracta y tan ridícula como filme mal concebido, sean o no sean importantes y relevantes y cosas con etcétera y cosas sin etcétera, son tan importantes como el gato que corretea al ratón que corretea al hombre por su obsesión sin precedentes para con el queso, y a la par del huevo cocido y su rey, o el rey del huevo cocido que en realidad es lo mismo salvo la vestimenta, ya que, el rey mas perfecto y elitista viste delantal blanco y gorro blanco y hace boletas y a veces no hace boletas (es cosa de gustos defraudar al fisco, o que el fisco lo defraude a uno, pero en realidad este ultimo ganará siempre, y en realidad no tiene nada que ver con esta batida abstracta).
Pero a veces la perfección falla, porque en realidad se caen los aviones y no se iban a caer los vendedores de productos Avon, que a la dama le ofrecen sus estucos y pintura para cascos de barcos en envases más pequeños. Y tampoco se cayeron los aviones Concord, porque estaban concordados a la época tan espacial y tan falso modernista en el cual estaban contextuados y mantenidos a flote (o a vuelo), pero que en realidad después se cayó uno porque estaba ad portas al nuevo milenio, y su procesador de casette y energía kitsch se sobre cargó de calentamiento global y señor B comiéndose (y comiendo) al resto del mundo.
Y que sea de paso que todo estas palabras amalgamadas y garrapiñadas como cristales de azúcar que se convirtieron en gema dulce, pero que en realidad debió convertirse solo en caramelo para un flan mal preparado, son para mi merced como las gotas de agua que no se utilizaron en la regada matutina antes de ir al colegio: Dicho y hecho mi recurso para la pelea abstracta contra la aburrición del invierno. Puum, Muere Invierno.
